jueves, 4 de septiembre de 2014

Terrorismo de Estado

Un gendarme simula ser atropellado, un hombre es arrastrado de los pelos de su auto, detenido, golpeado, esposado. Tiene una causa iniciada por el fiscal Diego Molina Pico por lesiones y atentado a la autoridad.

Pero hay un video, la noticia se expande. Ésta vez nos enteramos todos que el Estado intenta atemorizar a los ciudadanos que se manifiestan por algo. La idea de esta mentira organizada no es otra que atemorizar a la población. En este caso, para que no muestre signos de disconformidad.

Demasiados recuerdos de la época de la dictadura, en la que la policía o el ejército buscaban cualquier pretexto para "chupar" a las personas-problema.

Este es un delito gravísimo, que se fue ampliando porque aparecieron nuevas imágenes.


Ésta versión estabilizada muestra lo burdo de la maniobra. Es ridícula. Es una burla que busca decirle a los manifestantes: "yo soy el Estado y hago lo que quiero".

En esta secuencia completa se observa la detención violenta, mientras le golpean la puerta. Un ex-coronel, Roberto Angel Galeano, que se dedica a hacer inteligencia en las manifestaciones a pesar de estar penado por la ley, grita "Dale, bajalo a los palazos, carajo!".

Lo empujan, lo pisotean, lo tiran al piso, y lo llevan esposado en una detención ilegal. Entre tres gendarmes armados, con chalecos antibala, cascos, y el cartel de Gendarmería Nacional en la espalda.



-Hacemos un peritaje y está tu codo ahí! -grita desesperada la mujer que acompañaba a la persona que acaba de ser detenida- Caradura!
-Qué dijo señora? -se adelanta amenazante el gendarme Juan Alberto López Torales que acaba de simular el atropello
-Caradura!
-Cómo dijo señora? -repite mientras se acerca presuroso hasta llegar al auto y observar el daño en el parabrisa.

Pero se junta mucha gente y el gendarme se retira. Todo esto sucedió el 31 de julio. Hace un mes y cuatro días. Pero pasó todo este tiempo hasta que la noticia se hizo grande y la tomaron los principales medios.

Pero todavía no hay reacción oficial, que apoya esta clase de maniobras y las ha orquestado con un propósito muy claro. Esta es una operación organizada, este operativo fue planificado para crear un efecto. Esto no fue un accidente, como se ve tan claro en las imágenes, pero tampoco fue la decisión de un gendarme que de golpe decidió tirarse sobre un auto porque se llenó de fastidio.

Esto es terrorismo de Estado, y temo, quedará impune.

martes, 2 de septiembre de 2014

El salario mínimo y el mundo de Cristina


Ayer la presidenta Cristina Fernández de Kirchner sacó una cuenta matemática que debería asombrarnos: comparando el crecimiento del salario en los últimos once años, que fue de 2.389%, se ufanaba de que ni la inflación más alocada podía empardarlo. "Si la inflación anual fuera del 100%, el acumulado después de once años sería de 1.100%". El número correcto es 204.700%

La cuenta está muy mal, pésimo, pero hay algo aún más complicado: Cristina nunca cotejó su cálculo con alguien que supiera del tema. Cristina Kirchner siente que la gente se queja sin entender que está mucho mejor que en el 2003, que probablemente se quejan de llenos. Y no tiene a nadie cerca que le ayude a pensar la realidad con números bien calculados.

Entremos al mundo de Cristina

Qué es lo que pasaría si Cristina tuviera razón y tomáramos en cuenta el acumulado de la inflación oficial, de 197,94%, en esta misma década?

Comparado con el crecimiento de un 2.389% del salario, una persona que antes podía comprarse 200 cosas hoy se podría comprar 4.382,12. INCREÍBLE! Tendría un poder de compra 2.191,06% superior.

Una persona que antes alquilaba un departamento, podría comprarse ese mismo departamento entero todos los meses y le sobrarían 2 meses de alquiler más. Todo con el mismo porcentaje que destinaba de su sueldo a pagar la cuota de alquiler. Nos quejamos de salames que somos.

Una persona que se subía a un taxi y pagaba 5 pesos para ir a trabajar y otros 5 para volver, con la misma proporción de su sueldo se puede comprar un auto de 13.548 u$s a valor del dólar de 2003. Todos los meses.


Pero hagamos algunas cuentas de verdad

En el año 2003 y en toda la década anterior, el sueldo mínimo vital y móvil era de 200 pesos, o 200 dólares convertidos según el 1 a 1. Durante la presidencia interina de Duhalde ese valor quedó totalmente fuera de uso porque no fue actualizado.

Ajustado por la inflación más o menos real, ese mismo salario sería hoy de 1.250$ así que por lo que parece, el salario ha ganado mucho.

Pero no es del todo cierto.

En realidad, el gran problema que tenemos es que gracias a una inflación galopante de unos 625.20% en estos mismos años, muchos más sueldos se parecen hoy al salario mínimo vital y móvil.

Según datos del INDEC, la mitad de la población gana menos de 4.500$ y el sueldo promedio de un profesional ha caído de un promedio de 5 veces el sueldo mínimo a 3. El sueldo de un administrativo normal promedio era de 2 veces el sueldo mínimo en el 2003, y ahora es exactamente eso.

La inflación  achata la diferencia entre una persona que invirtió una considerable parte de su vida para estudiar una carrera y una persona que no tiene preparación de ningún tipo.

Pero claro, nos quejamos de llenos que estamos.

domingo, 15 de junio de 2014

Robarnos a Boudou

Amado Boudou, además de ser el vicepresidente, es el nuevo emblema de la corrupción en Argentina.

Preocupa al círculo de poder establecido, que un ladrón de poca monta venga a sacudir la estantería. La corruptela es un poder informal, endeble y sostenido en temblorosos pactos. Parece invencible cuando desintegra a sus enemigos, pero el proceso de putrefacción lleva -y eso es invariable- al derrumbe.

El crimen no paga.


El escándalo Boudou promete ramificarse. Lo dice Fontevecchia hoy. Y el poder debe animarse a organizar una operación "Mani Pulite" porque a esta altura lo que arriesga es que el Boudougate impacte en operaciones mucho más delicadas, como las de la importación de la energía, o el juego.
 
Y mientras nosotros celebramos los goles de una Justicia que parece despertar, las carpetas se cosen y descosen febrilmente para que algo actúe la pantomima del cambio gatopardista.

Se mueven las piezas. Hasta dónde llegar para que la gente se apacigüe? Dice Fontevecchia que con Boudou no alcanza.

lunes, 5 de mayo de 2014

Scarface

"Para predecir el comportamiento del Ministerio de Economía en Argentina hay que ver Scarface muchas veces."


Escribí este tuit hace minutos y  me puse a escribir una ampliación porque creo en cada palabra que puse allí.

En el kirchnerismo, todo debe alinearse para generar poder, la droga que a Cristina envalentona cuando golpean a su puerta y se despliega la escena final de la película.

Cristina destruirá toda lógica apenas sienta que mengua su ración, porque su adicción le muestra una escena de muerte apenas se salga del sillón. Hará polvo con la moneda para aspirarla y sentir que puede usar cualquier medio para defenderse de los conspiradores que pululan ya por los jardines de la casa. 

"Nobody Fucks with Cristina Montana"

Hoy Cristina se levanta contra los créditos usuarios que tiene los bancos cuando es su propio Banco Central el que ha elevado las tasas al 30%. Mentir ha sido el sello indiscutible de su presidencia, pero es importante interpretar sus palabras para poder comprender su frustración. 

Está enojada con la parálisis a la que la economía fue llevada para lidiar con la inflación. La inflación que fue producto del desbocado gasto público que le proveyó en otros tiempos de tanto poder popular. Pero claro, a esta altura había que controlarla. Un poco.

Tony, o Cristina, en esta escena final quiere salir con gloria, de cualquier modo, huir para adelante, sentirse invencible. No puedo atribuirle a nuestra presidente el mismo coraje, pero sí una desesperación equivalente.


miércoles, 29 de enero de 2014

Perplejidad

Escribo estas notas ahora, aunque que vengo ensayándolas en mi cabeza desde hace días. He demorado este artículo, un poco porque tengo que trabajar y otro porque quiero encontrar la forma exacta de que estas palabras traspasen un manto de perplejidad que encuentro cubre a tanta gente inteligente de mi país.

Les aseguro que es como nadar en dulce de leche. La gente quiere vivir en un lugar normal, y normaliza los horrores para seguir con su programa mental.


¿Somos Cuba? ¿Somos Venezuela?


Me asustan esas preguntas. Estamos en la misma sartén, a nadie le caben dudas, pero la preocupación es si tenemos el mismo doradito, o si nos han puesto los mismos condimentos alrededor. La conclusión, es que no. No somos Venezuela. La gente no lo permite porque BLA BLA BLA.

El sistema político en el que estamos sumergidos está basado en tres pilares:
  1. Criminal
  2. Económico
  3. Político

Y cada una de estas pezuñas atacó como una enfermedad a su anticuerpo: la Justicia, la producción económica y la oposición política.

El ataque ha sido sistemático y perseverante. Y el orden de importancia de esos pilares es el que puse arriba. Ningún fracaso político los amilana mientras los otros dos pilares resistan.

A menor democracia, menor incidencia de la política, donde pueden encontrar la fragilidad más grande, porque son fundamentalmente torpes.

Todo esto es fácilmente comprendido por todas esas mismas personas que siguen discutiendo con el venezolímetro en la mano.

Y cada tanto se quejan de la oposición, y dicen que también son culpables, que no podemos cargar las tintas contra el kirchnerismo, y se quieren poner en el medio, porque ser anti-kirchnerista es malo y repudiable. Y yo trato de recordarles que el 54% que obtuvo Cristina no es tan importante como el 10-10-10 de Hermes Binner, Eduardo Duhalde y Ricardito Alfonsín ¡Qué candidatos!

Y me agotan con sus análisis políticos como si le interesara el pronóstico del clima a un recluso de Auschwitz.

Sí, puse Auschwitz. Y ahora vamos a son nazis.

Son nazis


Pero lo que han imitado es el modus oporandi de los criminales nazis. No les interesa la ideología ni la épica ni la mística. Nada de eso. Es el modelo de acumulación de poder criminal el que han copiado.

Y si no son nazis, somos nosotros los judíos perplejos, que pensamos que la cosa se va a atemperar, que la gente no va a permitir las locuras de Adolf Hitler. Que algo lo va a frenar.

La advertencia sobre no banalizar la Shoá ha sido banalizada. Es horrendo. Porque también nos oculta el bananismo del que no quiso ser anti-nazi. Del que puso cara de superado y dijo que los judíos que más protestaban eran agitadores, exagerados, que la cosa nunca se iba a poner tan brava.

El bananismo era la pesadilla del judío que sobrevivió al horror del nazismo. Porque esa gente inmunda facilitó la llegada del nazismo a sus límites más demoníacos, pero también prometió poner un manto de olvido sobre sus crímenes.


sábado, 21 de diciembre de 2013

Crimen y política

Una de las cosas que me ha llevado diez años de cavilaciones, ha sido tratar de asimilar la relación entre mi país y el movimiento que ha cristalizado un partido que hoy gobierna. Tengo que hablarles de mi un poco, porque en más de una oportunidad me he sentido un extranjero. Argentina tiene la inquietante costumbre de hacernos sentir de otro planeta.

Nunca pude ver a Kirchner como otra cosa que un criminal. El político desgarbado, con una horrenda dicción y un contenido demasiado básico, no hubiera llegado muy lejos. De hecho, en su historia se observa que nunca pudo llegar al poder desde el fervor popular. Ni siquiera a la intendencia, su primer triunfo en los votos. Apenas raspando.

Kirchner llegó a la gobernación de Santa Cruz urdiendo planes, tendiendo trampas y exigiendo un juicio político a su antecesor: Ricardo Jaime del Val. El arreglo incluyó la complicidad de Granero, el vice, que gobernó durante dos años para preparar su llegada al poder. También llegó con un número escaso de votos, pero se sumó a Arnold con la ley de lemas y abrazó el poder. El plan les suena conocido?

Néstor Kirchner tenía tres facetas notables: el político, el empresario y el acumulador de poder. Y el ordenador  de su vida, que fue ese poder desenfrenado, es la médula de todo criminal.

Si Kirchner tuvo éxito como abogado fue porque era un empresario tenaz. De la misma manera, si tuvo éxito en la política fue por su ambición por el poder, más allá de cualquier reglamento, y fuera de toda medida. En mi diccionario, estoy describiendo a un criminal, y ahí sí me animo a esbozar mi primera alabanza: era un gran criminal.

La Argentina hace medio siglo engendró otro enigma para mi: la tolerancia a la violencia como conductor de la política. Escucho a los protagonistas, arrepentidos hoy, revivir esas épocas con una pasión que me resulta inquietante. Vivieron una aventura.

Los nombres de las agrupaciones tenían muchas emes, erres rabiosas, tes, enes, efes sibilantes. Sus siglas debían sonar como un aullido, un golpe. Las palabras, las consignas, debían despertar imperativos humanos, fuerzas de la naturaleza, imparables, que asomaban como un nuevo sol. Se movían de izquierda a derecha, de arriba a abajo sólo para buscar una mejor audiencia. Era un juego.

De alguna manera, y después de mucho sufrimiento, aprendimos a no cultivar esas pasiones. Si antes eran unos pocos los horrorizados, hoy pareciera que el furor de la violencia no prende. Por ahora.

Pero de la misma manera que hasta los menos violentos hacían un gesto dispendioso ante los desmanes, hoy en Argentina se desprecia la importancia de no dejar un lugar al crimen. La palabra corrupción aburre. Y así, fuimos llegando al día de hoy, en el que el crimen ha desplazado incluso a la política.

Pactar con el crimen es el error más terrible cuando no se asume una carrera criminal. El diezmo de la corruptela hoy ha sido reemplazado por un socio criminal que extorsiona y exprime tanto a empresarios como periodistas, políticos de todo ámbito y cualquier persona que ostente algún poder, aún mediático.

La política se repliega en esta barbarie, porque si hay algo que no sabe hacer ningún capo es someterse a ninguna ley ni a ningún código. Ni los propios. La Justicia, que ya estaba equivocada en Argentina, también se ha quedado muda.

Una regla general que se había impuesto esta Justicia empobrecida, era no interferir con la política, aún teniendo pruebas. El triste enunciado alberga, visto de costado, un fin noble: la Justicia tiene que ser ese guardián sereno que no interfiere con el griterío impostado de la política, para ofrecer un marco más grande, sólido y estable. Pero en ese mismo enunciado reside su mayor fracaso: sólo se puede administrar ese límite de forma discrecional y sobre todo injusta.

Cabe saber si el país está entendiendo que el crimen no paga, pero algunos politólogos están aprendiendo que se sienten más cómodos describiendo al escenario actual desde la criminología. Es una pequeña luz de esperanza, pero no alcanza.

jueves, 28 de noviembre de 2013

Golpe de Estado

Cristina se ha vuelto transparente. Desde el retorno de su convalecencia se ha mostrado dos veces. Una como una estrella que no necesita dar definiciones políticas. Otra, como una actriz que se pone el personaje de una política que no se rinde. Ambos discursos del todo desconectados de las medidas gubernamentales que se tomaron después.

Gobierna otro. No es el vicepresidente, ni el Senado. No es, en apariencia, el súper secretario Zannini, que ahora parece apaleado y menor. Es un personaje que tiene sólo cierta legitimidad en su provincia. Algunos votos. Capitanich, el gobernador ahora es primer ministro. Resucitamos a Raúl Alfonsín para que se sonroje.


La Constitución ordena otro traspaso, con declaraciones de incapacidad, trámites, papeleo. Definiciones.

Aquí el PJ lo que ha ofrecido es un traspaso por incapacidad política, pero que no se note. La modificación del Código Civil es parte de esa tregua. Capitanich amaga con que el tema se aplaza y los cristinistas tiemblan. Miente, porque eliminar las responsabilidades de los funcionarios es un beneficio que se toma para sí mismo. El primer funcionario.

El PJ tiene que hacer el ajuste. Cristina les dijo: si yo me voy como De La Rua el PJ no gobierna más. Mostró encuestas. A la gente enojada en las calles. Al Partido Obrero, antes incluso, de Salta.

Amenazó con irse de la peor manera cuando no es eso lo que más teme. Y Capitanich cayó en su trampa. El ministro de economía es de ella, porque la obligaron a poner a alguien de su caja de fusibles. Y para que no se note tanto.

El pobre Axel Kicillof se ha sentado a la mesa para descubrir que en su asiento dice "Celestino Rodrígo". Toda una vida de ser parte de la revolución imaginaria, para encontrar que su papel en la historia será el de pagar con las culpas de un derrumbe económico innecesario. En este momento, con YPF, la prensa le obliga a comerse sus palabras. No hay piedad para tragarse ese sapo.

Pero Capitanich es una termita eficiente. Ha depredado a su provincia con más ahínco que los Kirchner, si eso es posible. De una provincia pobre y sin petróleo ha sabido exprimir al Estado para obtener más recursos que ninguna otra. Y el Chaco sigue siendo una provincia pobre, capaz de freir a un bebé en una incubadora improvisada desde la más profunda ignorancia.

El "Coqui" sabe que si se va, si no lo dejan hacer y pega el portazo, el gobierno de Cristina se desploma en ese instante. Por eso se anima a meter tanto cambio. A disimular tan poco. A contradecir al ministro de economía, Axel Kicillof, sin siquiera mencionarlo.

Cristina, ha caído en la trampa del PJ.

Dedicado a Guillermo Raffo, inspirador.